Mercedes-Maybach S 600 Pullman Guard

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En Madrid se encuentra el único ejemplar de toda España del descomunal Mercedes G 500 4×4², por cierto, ahí está la mayor red de concesionarios del grupo Daimler en nuestra nación. Viendo el Clase G tan único por primera vez en el Salón de Ginebra, no vamos a dejar pasar este reto de conocer con mayor profundidad uno de los todoterrenos más impresionantes de la historia.

Se trata de un vehículo que impone desde todos los ángulos. El titánico Mercedes G 500 4×4² es sin, duda, uno de los coches más espectaculares fabricados por la marca alemana. Deriva del no menos impactante y fornido Mercedes G63 AMG 6x6 y, aunque el Clase G de 3 ejes pueda ser más extremo, el G 500 4×4² es el que nos roba el corazón.

Es verdad que el 6x6 está sellado por AMG, pero es quizá demasiado extravagante y obliga a disponer de carnet C de camión. El 4×4² es la mejor elección a la hora de configurar nuestro garaje ideal -soñar es gratis- porque su imagen se mantiene en cuanto a impacto, pero es más compacto y ligero en términos relativos lo que le permite presumir de mejores aptitudes offroad.

No pasaras desapercibido con este auto sobre ruedas que, sin duda, no es apto para gente tímida, la discreción no va con él. Su presencia se deja notar desde bien lejos sobresaliendo entre el tráfico porque es gigante. Muy grande. Enorme. Las medidas del modelo de Mercedes-Benz impresionan, empezando por sus 2,25 metros de altura. Además, la carrocería es 30 centímetros más ancha que un Clase G normal con unos marcados pasos de rueda están pintados en efecto fibra de carbono negro brillante, por lo que la anchura alcanza los 2,10 metros.

¿Crees que, sin embargo, no llamará igual la atención? La deslumbrante pintura en color amarillo brillante High Gloss Electric Beam con la que está calzada la carrocería deja identificarlo desde lejos. Eso sí, a pesar de la transformación estética el G 500 4×4² sigue reconociéndose como un Clase G, el todoterreno más legendario de Mercedes-Benz, y eso también nos apasiona.

Su corazón es claramente deportivo, un vehículo como éste no podía llevar una propulsión vulgar. Bajo el capó del G 500 4×4² habita una de las mecánicas más sobresalientes fabricadas por la marca alemana en las últimas épocas. Se trata del motor de gasolina V8 biturbo de 4,0 litros derivado del que emplea el Mercedes-AMG GT, el gran deportivo de Daimler. Al igual que éste, los turbocompresores se sitúan dentro de ambas bancadas de cilindros para ser más compacto.

Este motor entrega 422 CV y un no menos sorprendente par máximo de 610 Nm, cifras que dotan a este todoterreno de un dinamismo insospechado ¡Para quien adore las emociones fuertes esta mole de casi 3 toneladas es capaz de llegar los 210 km/h! Otro de sus aspectos positivos es que en todo momento nos acompaña el provocador ronroneo que viene de los escapes laterales dobles de acero inoxidable pulido, convertido en un estremecedor bramido al pisar el acelerador a fondo.

En un mercado plagado de descafeinados modelos SUV, el Clase G es un todoterreno de verdad en vías de extinción, en una palabra, imparable. Sus virtudes fuera del asfalto son encomiables, pero se multiplican, se elevan al cuadrado, con el G 500 4×4². Esta bestia de color amarillo puede ir más allá de cada obstáculo, aplastarlo o atravesarlo. No se para ante nada. La distancia libre al suelo es de 450 milímetros, más del doble que cualquier otro todoterreno convencional. Los claros responsables de esta característica son los ejes pórtico, unos ejes excéntricos que no están alineados con el centro de la rueda, sino que se sitúan a una altura mayor.

Las llantas de 22 pulgadas calzadas con enormes neumáticos Pirelli Scorpion ATR 325/55 R22 circulan sin inmutarse sobre arena, piedras, barro e incluso se enfrentan a corrientes de agua ya que la capacidad de vadeo alcanza el metro de profundidad. Con una vista tan elevada, el conductor tiene un dominio del entorno total. No hay que olvidar la exclusiva suspensión adaptativa compuesta por 8 amortiguadores y 8 muelles y el efectivo sistema de tracción integral permanente con reductora y 3 bloqueos mecánicos para los diferenciales.

A pesar de su rudo aspecto exterior, el habitáculo nos sorprende con un refinamiento exquisito propio de las mejores berlinas de representación. El lujo está muy presente. Para comprobarlo el peaje que hay que abonar es demostrar nuestra agilidad: con la estribera colocada a medio metro del suelo, para colocarse dentro hay que escalar mientras buscamos con la mirada un asidero al que echar mano.

La magnífica calidad de Mercedes-Benz se nota en cada detalle. El contorno de los asientos, los reposacabezas, el volante, el pomo de la palanca de cambios, el tablero de instrumentos, la consola central y los apoyabrazos de las puertas están tapizados en cuero negro con costuras de contraste en color amarillo. Para las superficies de los asientos, los paneles de las puertas y el techo se recurre a microfibra acolchada con un pespunteado de rombos. La extraordinaria atmósfera se completa con varias las molduras con efecto fibra de carbono negro brillante.

Sin duda, con este auto tendrás la exclusividad asegurada, el desmedido Mercedes G 500 4×4² se produce de forma muy limitada y sus principales clientes se encuentran en Oriente Próximo. Por eso las probabilidades de encontrarse con una unidad por la calle en nuestro país tienden a cero. Ser una auténtica rara avis forma parte del encanto de este contundente todoterreno y, sin duda, su exclusividad y poder de diferenciación es una razón más que lo hace aún más deseable.

Evidentemente, siendo uno de los coches más ridículamente sorprendentes que se puede comprar, el 4x4 al cuadrado no está al alcance de cualquier economía. Su mantenimiento puede alcanzar cifras obscenas y su precio de compra es de 275.550 euros, más del doble que un G 500 convencional. Aunque el equipamiento de serie es muy completo, algunos elementos de personalización pueden incrementar la factura final como, por ejemplo, la pintura High Gloss Electric Beam que cuesta ¡más de 26.000 euros!

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